La noche acusadora

La noche había llegado, una noche bella; tranquila, con apariencia pasajera, como despistándome. Pero sólo aparenta la tranquilidad, acostumbrada en mi recuerdo.
Poco tardó en demostrarme sus intenciones, empezando a dejar aparte la tranquilidad acostumbrada y tornándose en mi acusadora.
No le faltan motivos, motivos en los cuales pienso y busco la solución.
Un error cometido, un error que afecta al corazón. La noche exige solución, y yo comparto ese deseo, con la noche exigente.
He roto lazos de cariño, lazos de unión, lazos que he desecho en un momento de vanidad e ignorancia cegadora.
Pero la noche aunque acusadora, esta dispuesta a darme tiempo, el tiempo que sin dudar aprobecharé, el que subsanará mi error, y volverá a crear esos lazos rotos sin sentido.
La noche observadora; sigue mis pasos, pendiente de mi solución, me impone el regreso junto a la dama, y las disculpas que he de transmitirle desde mi arrepentido corazón.
Sentado en mi terraza, acompañado de la noche acusadora causante de mi desvelo, me preparo para enmendar, el daño y la tristeza, causado a la dama deseada.
La noche acusadora, me ha dado tiempo; me ha dado tranquilidad y reflexión, haciendo que la vea como una sabia y grata compañera.
Mi tiempo se acaba, a lo lejos despunta la claridad del alba, la cual me trae una oportunidad.
Mi corazón está preparado para ser entregado, aunque temeroso de no ser aceptado.
Me despido de la noche , dándole las gracias, pues aun siendo mi acusadora, también ha sido mi consejera.
La noche parece marcharse, esperando ver a su regreso, el encuentro exigido.
Ahora es el amanecer, quien se presenta guiando mis pasos, hasta donde se encuentra la dama que anhelo.
El amanecer la conoce bien, y me guía hasta la cala donde ella acude, para recibir los tempranos rayos de sol.
Ya me encuentro frente a ella, las miradas se cruzan al instante, entonces intentando no decepcionar a la noche, salen a través de mis labios, las deseosas palabras que se encontraban en mi corazón, el cual le pertenece.
El beso que surge, une ambos corazones volviendo a crear los lazos desechos, lazos que perdurarán por siempre.
Ahora aguardo la noche junto a mi amada, seguro de que la noche, jamás volverá a presentarse como una noche acusadora.

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